Colonia Lázaro Cárdenas / Ranchogrande
Ranchogrande (así le denominaban, antes de ser propiedad de los García Tello), al norte de Fresnillo, es la sede de la colonia agrícola Lázaro Cárdenas y de un ejido.
En el lugar hay dos formas de tenencia de la tierra. Allá, el 4 de febrero se conmemora el establecimiento de la colonia. El acto festivo es por el reconocimiento y autorización de la compra-venta de algunas hectáreas de la hacienda.
El acto inicial fue en 1936; lo programaron desde diciembre de 1935, en la capital del estado. No es ocioso anotar que la colonia fue denominada Lázaro Cárdenas, como el entonces presidente de la República. El gobernador de Zacatecas era el general Matías Ramos Santos. Cito a los políticos como referencia temporal.
La hacienda, en 1935, todavía no era cercenada o tenía embates de fraccionamiento. No ocurría, como sí lo tuvieron las propiedades rústicas de los familiares del propietario, los otros García, dueños de San Marcos –Loreto-, Trancoso y Tacoaleche –Guadalupe-.
En el segundo lustro de 1930, algunos campesinos, trabajadores, aparceros y dependientes de la hacienda organizaron una propuesta, conveniente con uno de los intermediarios-descendientes de los dueños (María Tello viuda de García). La propuesta fue la compra-venta de parcelas. Se adelantaron, en lugar de entregar a un futuro posible ejido. Los campesinos compraron.
El representante de los propietarios –Manuel Tello Barraund- coordinó la operación: vender. Un primer comité –Antonio Gaytán, Manuel Monreal y Pablo Zavala- organizaron a los compradores. La transacción sería en abonos y la entrega inmediata. Hubo convenios escritos. El gobierno estatal fue el intermediario, prestó ingeniero, oficina de reconocimiento y legalización.
Los compradores anualmente abonaron. Eran varias decenas de pesos por hectárea. Ningún comprador alcanzó las 20 hectáreas. El proceso fue relativamente pacífico. No hubo conflictos, violencias ni negociaciones graves. Fue una transición tranqui.
Los terrenos eran para temporal y riego. Realmente se convirtieron en propietarios con altibajos, muy dependientes de las lluvias y los bordos existentes. Los dueños fueron un grupo de masculinos, la mayoría lectores y capaces para suscribir su nombre y textos, católicos y casados principalmente por “la Iglesia”. Cada propietario fue responsable de pagar terrenos, escrituras de compra-venta, registro de escritura y pago de obligaciones fiscales. Tardaron más de dos lustros para alcanzar la plenitud de sus dominios.
Para el pago, no se atuvieron a las cosechas, debieron diversificar sus perfiles. Aunque ninguno alcanzó el estatus de obrero en Fresnillo, sí lo tuvieron de comerciantes en Río Grande, Sain Alto y Zacatecas.
También aprovecharon vínculos ancestrales con las comunidades de los García, a donde acudieron para ampliar labores, pero no se involucraron en el mundo obrero. Hoy día cada familia en Ranchogrande tiene propietarios, red de comercio y empleados.
El 4 de febrero se realiza una ceremonia conmemorativa en la que el jefe en turno cita a los organizadores iniciales. Se guardan minutos de silencio por los fallecidos. Luego se va al templo donde se participa en una misa. Allí se agradece a la virgen del Refugio y al viejo Cristo de Las Maravillas –devoción de raíz novohispana-. Los arreglos florales de este año los hizo Óscar Garduño. Mientras se da la misa, los bailarines que han hecho hito con la danza de Los Caballitos realizan su ritual –ésta es una evocación a Santiago y la extendida danza de Matlachines-.
Luego se hace recorrido por el pueblo, en cada tramo se cita a los fundadores. Además de la rememoración y la celebración religiosa, hay charreada, lances de hombres y caballos, escaramuzas con gamuza y competencia de rebotes. Este año hubo tres reinas… En la noche se realiza un baile con música regional mexicana.
Hago notar los diferentes modos de apropiación y significación, en el tránsito de hacienda a pequeñas propiedades, de los lugares viejos a nuevos símbolos.