Zacatecas.- Con alrededor de 200 manojos por puesto, desde las seis de la mañana, vendedores de ramos se instalan a las afueras de los templos zacatecanos para ser parte, como cada año, de una tradición cristiana que marca el inicio de Semana Santa.
El Domingo de Ramos se perfuma de manzanilla, laurel y romero, mientras los transeúntes se llevan uno a uno los ramilletes que se ofrecen en los puestos.
Con un precio que va de 10 a 15 pesos, los ramitos son traídos desde San Luis Potosí, Aguascalientes o Guanajuato, para su venta en Zacatecas.
La Catedral Basílica siempre tiene cupo para una persona más, pese a estar abarrotada de fieles que acuden puntuales a oír la misa de doce, que esta vez dura casi dos horas, tras las cuales, la feligresía sale satisfecha una vez que ha logrado que el obispo Carlos Cabrero Romero bendiga las palmas que se agitan a su paso.
Según la creencia católica, en este día se conmemora uno de los pasajes de la vida de Jesús, que aparecen relatados en el Nuevo Testamento. Montado en una burra, Jesús entra a Jerusalén, mientras el pueblo pone ramos a su paso, en señal de reverencia.
Muchos católicos sustituyen el ramo del año pasado por el fresco, que será instalado en alguna ventana o en la pared para brindar protección al hogar, según prescribe la costumbre cristiana.