A sus 169 años, la Hacienda de Rancho Grande, hoy Lázaro Cárdenas, se encuentra deteriorada, pues ninguna autoridad se ha hecho responsable de la rehabilitación, pese a que se considera como patrimonio histórico de Fresnillo.
En la actualidad, el recinto construido en 1847, es usado como bodega, catequesis o biblioteca, donde los pocos niños que habitan en la comunidad acuden a rezar cada fin de semana o efectúan alguna actividad en beneficio de la población.
La estructura es de cantera, pero hay áreas muy afectadas por la humedad. Dentro de la hacienda guardan camionetas, madera, material de construcción y objetos que no sirven.
En la entrada aún se aprecian las puertas originales, así como parte de la herrería.
En la administración del ex presidente municipal Adolfo Yáñez Rodríguez se llevó a cabo el segundo foro de la Historia de Fresnillo, organizada por la Asociación de Estudios Históricos y Actividades Culturales (Afehyac).
Estas acciones se iniciaron para promover la investigación histórica entre los aficionados a esta interesante y necesaria disciplina, la cual se dio a conocer dentro de la semana cultural y en el marco de la feria regional de Fresnillo, en 1991.
Participaron cronistas de la ciudad, entre ellos Rafael Pinedo Robles, Luis Vanegas Rocha, Javier Torres Gallegos, Lorenzo Rivas Valle y Belén Rodarte Guardado.
Así como Carlos Stephano Sierra, Luis García Esquivel, Alfredo González Reyes y Bernardo del Hoyo Calzada.
No podían faltar Carlos López Gámez, Arturo Barajas Betancourt y Guillermo Córdova Tello, entre otros conocedores de la materia.
Los historiadores explicaron que esta hacienda nació en el siglo 18 y perteneció a Miguel González Calderón y Estrada, que también era dueño de la Hacienda de Fresnillo.
Detallaron que a mediados del siglo pasado, el inmueble pasó a manos de Víctor García y su esposa, María del Hoyo Castrellón.
Víctor García no tuvo familia y la propiedad quedó a cargo de Salvador Tello, quien estaba casado con doña Manuela del Hoyo Castrellón, quien fue el último dueño del recinto.
En 1890 se declaró lote baldío a la Hacienda de Rancho Grande, por lo que nunca se supo si se concedieron tierras a algunas personas.
Ante esta situación, los pobladores de Rancho Grande solicitaron a las autoridades federales, estatales y municipales que rescaten el recinto histórico, pues en éste se encuentran sus raíces. Criticaron que distintos políticos han anunciado la restauración de la hacienda, pero se ha quedado en promesas.