Lo cotidiano, después de la batalla
Diciembre de 1914. Vetusta ciudad de Zacatecas. Al inundar la oscuridad invernal, las habitaciones eran iluminadas con velas o quinqués de petróleo. Muy pocas casas poseían luz generada con energía eléctrica. Los cables y los postes callejeros indican los límites del progreso y de la pujanza económica.
Desde mediados de diciembre, la Compañía Eléctrica de Zacatecas anunció que, merced al alto costo del combustible y de los insumos de importación necesarios para la producción de electricidad, aumentaría el precio de luz con medidor y con fuerza motriz. Los nuevos precios crecerían desde el 1 de febrero de 1915. El alza era del 25 por ciento. Para iluminar las calles, callejones, plazuelas y edificios públicos, el Ayuntamiento suscribió un contrato en 1906. El mismo documento pervivía en diciembre de 1914. El convenio lo renovaron el jefe político Herminio Villanueva (Nieves, soltero, mayor de edad) y Antonio Cabral (Guadalupe, casado, 43 años), gerente de la citada Compañía. Por cierto, Herminio y Antonio se conocieron formalmente en agosto del mismo catorce; los presentó el secretario de gobierno: Antonio Acuña Navarro (Zacatecas, casado, 36 años).
El presupuesto de 1915 contempló para el alumbrado de la vetusta Zacatecas 31,940 pesos. Por el contrato de 1906 asignó 30 mil pesos; más mil 700 pesos por los servicios contratados entre junio y diciembre de 1914; y, 240 pesos para diez lámparas incandescentes para lugares públicos no iluminados hasta entonces. La iluminación pública fue el servicio más oneroso de la administración de la vetusta Zacatecas. Significaba la mitad del presupuesto de la gendarmería. La suma de ambos era más del 50 por ciento de los gastos proyectados para el año de 1915.
La película
Entre 1909-1915, el cine fue un medio para informar y entretener. No era una novedad la exhibición, si el establecimiento de salones que configuraron otras formas efímeras de hacer sociedad. La máquina para proyectar las cintas era parte de la nueva generación de aparatos creados en la última década del siglo 19 y la primera del 20. El cine emergió con las lavadoras, las máquinas de escribir, los teléfonos, los fonógrafos, los automóviles, el avión y las armas utilizadas en la Primera Gran Guerra.
Dos empresas de exhibición cinematográfica funcionaron en la vetusta Zacatecas. Una del libanés Antonio Kuri (1878, casado); otra fue de Ricardo Méndez Calderón. Kuri en los años de la agresión armada delegó su empresa a diferentes personas. En junio de 1914, su Salón Azul laboró tan ordinario como el servicio de electricidad y telefonía. Méndez Calderón batalló para instalar su negocio. Varias veces pidió el teatro Fernando Calderón, otras los altos del Mercado González Ortega. Incluso solicitó los portales vecinos a la Plaza Independencia.
El 27 de diciembre de 1914 Ricardo Méndez Calderón presentó en el teatro Fernando Calderón la cinta Cuatro años de Revolución en México. La exhibición fue a las 4 y 8 de la noche. La historia de la cinta era, según el diario capitalino El Correo Español, la presentación de escenas guerreras que ocurrieron en el norte del país. Era un documento sobre la tragedia nacional. Los personajes son los soldados que combaten. La batalla de Zacatecas está presente en la novena parte de la cinta.
El camarógrafo de las escenas fue el mismo Méndez Calderón. El primer reseñista de la película indica que plasmó “claridad y fijeza”. Otro día escribió “De verdad la cinta Cuatro años de Revolución en México tiene detalles magníficos”.
Las reseñas señalaron que el domingo 27 se agotaron las localidades del teatro. Esto indujo para que la cinta fuese exhibida otra vez el lunes. La empresa de Kuri no compitió con Méndez. Espero para inaugurar el año con la cinta Fantomas.