GUADALUPE. Toda una comunidad se unió para dar el último adiós a Jessica Dalia y su hijo mayor, Reyes Alberto. En Casa Blanca fue una despedida dolorosa para la joven madre y el niño, víctimas de feminicidio y homicidio calificado. Lo mismo en El Bordo, a donde se llevaron el cuerpo del más pequeño, Danny.
Entre lágrimas y rodeada por niños con globos blancos, una mujer se presentó: “Soy la maestra de kínder de Reyes y quiero pedirles que me acompañen a darle el último pase de lista”. Al nombrar al alumno, quien tenía apenas cuatro años, todos gritaron: “¡presente, presente, presente!”.
El padre del hijo menor, un bebé de un año quien también fue víctima, decidió despedirlo en la localidad de donde es originario, El Bordo, mientras que en Casa Blanca, este jueves velaron los cuerpos de Jessica y Reyes en el auditorio y más tarde se realizó una misa en el Templo de San Juan Bautista.
Los sentidos cantos de las mujeres resonaban durante la homilía. “Estoy con ustedes en el dolor, la tristeza, la indignación y todos los sufrimientos que atraviesan”, expresó el sacerdote Jairo Márquez, quien ofició la misa ante familiares, amigos y pobladores.
La comunidad se volcó en solidaridad y apoyó con lo que pudo para realizar los funerales, ante la escasez de recursos. El sentir era de “dolor, indignación, coraje y enojo”, reconoció el presbítero “Y estamos en todo el derecho, como personas que sentimos y amamos y que por naturaleza deseamos el bien y aborrecemos el mal”.
“NO TENÍAN CULPA”
El padre Jairo puso la esperanza en la justicia para Jessica y sus dos hijos. Llamó a orar por todas las personas que atraviesan momentos difíciles y que el bien “toque el corazón de tantos quienes odian y hacen el mal de esta sociedad, para que, viendo lo que han realizado, se conviertan y sean constructores de un mundo mejor”.
Alberto López Ramírez, padre de la joven madre, dijo que es inexplicable el dolor de perder a su hija y sus dos nietos. “Mi único consuelo es que ya cayó. Ya no va a hacer más daño”, expresó después de que a la familia le confirmaran que Juan José “N”, principal sospechoso del multihomicidio, fue detenido en Aguascalientes.
Camino al panteón, cargaron los féretros blancos. El llanto de tías, abuelos, amigos y vecinos caló hondo en el área de descanso, donde se alargaba el adiós entre cantos de tristeza y rezos. De Jessica, recordaron lo alegre que era y la felicidad que irradiaba.
La hermana menor de la joven no hallaba consuelo ante la pérdida de Jessica y de los dos niños, porque “ninguna culpa tenían”. El dolor e indignación continuaron hasta el final. El recuerdo de la pequeña familia quedó plasmado en una fotografía con ella en medio y sus pequeños a los lados.
La comunidad insistió en la exigencia de que se haga justicia. Al final, globos blancos volaron hacia el cielo, en una tarde cubierto de gruesas y blancas nubes.