Tres cuartos de entrada registró el coso Alberto Balderas para la primera corrida de carnaval, en tarde nublada, resultando triunfadores el torero a la jineta ibérico Guillermo Hermoso de Mendoza y el tarasco Isaac Fonseca, al repartirse cuatro orejas y por ello salir en hombros.
Los otros espadas en el cartel, Ernesto Javier Calita se hizo de un apéndice y, Octavio García El Payo no tuvo suerte.
Se lidiaron dos toros para rejones de Villa Carmela, siendo bravo el primero y el segundo bravo y con clase para ser aplaudido en el arrastre. Y siete astados para la lidia ordinaria, de los Sucesores de Teófilo Gómez, siendo devuelto el primero por haberse lesionado un pitón y su sustituto de la misma dehesa fue incierto.
Codicioso y con peligro fue el segundo ejemplar; el tercero dio buen juego acusando calidad; el cuarto se vino a menos; muy serio y nada fácil fue el quinto y el sexto dio buen juego.
PACIENCIA
Abrió plaza el caballero Guillermo Hermoso de Mendoza, con un astado de Villa Carmela, bravo, al que le puso dos rejones de castigo. Se lució al colocar banderillas al cambio y torear a la grupa.
El navarro cerró clavando palos cortos y un par a dos a manos que emocionaron a la gente. Mató al primer viaje, pero el astado tardó en doblar. Tuvo que descabellar y fue aplaudido.
A pie, Octavio García El Payo, a su primero, de los Sucesores de Teófilo Gómez, lo vio regresar a los corrales debido a que se partió un pitón al rematar en un burladero. En su lugar salió otro de la misma divisa, incierto, al que capoteó voluntarioso.
Con la muleta, el queretano nunca se acomodó, aunque logró algunos pases aislados, pero sin redondear. Tuvo que abreviar y mató en el segundo intento para dividir las opiniones.
El mexiquense Ernesto Javier Calita, a su primero, codicioso y con peligro llamado Niño de Oro, de los Sucesores de Teófilo Gómez, lo recibió con una larga afarolada de rodillas y de pie aplicó empeñosas verónicas.
El varilarguero César Morales fue desmontado aparatosamente. Con la sarga, Calita empezó probando al astado que en tres ocasiones perdió las manos. Aun así, Ernesto le tuvo paciencia y, a base de oficio y talento, le dio la altura adecuada para cuajarle la faena que adornó con ayudados por alto y remató con tres templados pases en redondo. Acabó de estocada en buen sitio para hacerse de una oreja, con petición de la otra.
APLAUSOS EN EL ARRASTRE
En su primero, Jalisciense de los Sucesores de Teófilo Gómez, de buen juego y con calidad, el michoacano Isaac Fonseca lanceó bien a la verónica y llevó al caballo por chicuelinas caminándole.
Con la pañosa, comenzó en los medios con cambiado por la espalda y el de pecho, siguiendo con una faena más de actitud que de calidad, sobresaliendo algunos pases meritorios.
Vino un descuido y sufrió un arropón, pero se levantó para seguir con la misma disposición y lograr más muletazos plausibles. Terminó de estocada algo tendida para que le fuera otorgada una oreja.
Guillermo a su segundo, De Grana, bravo y con clase, lo entendió bien para dejar dos fierros de castigo dando el pecho del caballo y exponiendo. La faena fue importante, pues lució en banderillas al cambio y templó a la grupa a la mínima distancia e intercalando los lados del corcel, con el sello de la casa.
Emocionó al poner los garapullos cortos y dos pares a dos manos de buena ejecución para matar de manera atinada, siéndole concedidos dos apéndices y al toro se le aplaudió en el arrastre.
SE EMOCIONA LA CONCURRENCIA
A su segundo, que se vino a menos, El Payo lo capoteó variadamente con verónicas y chicuelinas. Su labor de muleta tuvo algunos pasajes sueltos y cumpliendo a medias. Acabó al segundo viaje y fue silenciado.
Calita en su segundo, muy serio y nada fácil, inició con lances oficiosos. Con la franela, empezó doblándose con actitud y valor para entonces darse a realizar un trasteo de mucha firmeza y mérito, cuajando pases que emocionaron a la concurrencia. Terminó lidiando toreramente y acabó de estocada en buen sitio para ser ovacionado en el tercio.
Y en el que cerró el festejo, Bandido de nombre, Isaac Fonseca manejó el capote de forma esmerada. Con la muleta, tras brindarle a la familia Corona, empresaria del coso autlense, realizó una faena que fue a más gracias a su actitud y enormes deseos de triunfo y conectando con la concurrencia. Logró pases que calaron y, al final, dejó una gran estocada como colofón para serle otorgada una oreja.
Al final, tanto Guillermo Hermoso de Mendoza como Isaac Fonseca, fueron paseados en hombros.
Fotos: Manolo Briones.